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jueves, 10 de septiembre de 2015

Usos Terapéuticos Del Cannabis


En este lugar, los pacientes y otras personas interesadas en el uso médico de los productos del cannabis podrán encontrar información básica sobre el uso del cannabis y los cannabinoides para fines medicinales, sus acciones y efectos secundarios así como sus indicaciones.

Historia breve

El cáñamo (cannabis en latín) es una de las plantas que primero comenzó a cultivar el hombre. Hacia el 3.700 A.C. su cultivo se había expandido desde su área de nacimiento, en China, hacia la India, y Oriente Medio, el Valle del Nilo y Europa Oriental, además de otras zonas, en América y en el África Subsahariana en las que también es una especie autóctona. En el siglo I D.C., el Pen Ching, una recopilación que recogía el legado de miles de años de medicina tradicional china ya habla ampliamente de las propiedades del cáñamo (que básicamente, son las mismas que se conocen hoy). Respecto al Mediterráneo Occidental, Se han encontrado ánforas con restos de cannabis en barcos de guerra cartagineses hundidos durante la I Guerra Púnica. Y se sabe que en la Roma imperial el cannabis costaba más caro que el opio. El cáñamo es una de las sustancias más utilizadas en la farmacopea tradicional europea desde la Edad Media hasta el siglo XX, en el que la industria farmacéutica, con sus derivados sintéticos y compuestos químicos, gana el pulso a las sustancias tradicionales.

Tras miles de años de convivencia con la humanidad sin problemas, el cannabis se prohíbe por primera vez en Estados Unidos en 1937, con la Marijuana Tax Act. Desde entonces, una feroz campaña represiva y propagandística ha deteriorado la imagen de la planta ante los ojos de buena parte de la opinión pública mundial. En los últimos años, se han producido algunos nuevos descubrimientos sobre las aplicaciones terapéuticas para enfermedades de nuestro tiempo (SIDA, cáncer…) y se han re-descubierto muchas de las aplicaciones conocidas desde hace miles de años para otras dolencias (dolores de espalda, nauseas, dolores provocados por la menstruación, insomnio, etc.). Por todo ello, la planta ha vuelto a saltar a la palestra, aunque muchas veces la opinión pública (empezando por los propios médicos) no sepa mucho sobre el cannabis o sus auténticos efectos, dejando de lado los falsos mitos y la propaganda de los responsables de la lucha antidroga.

Efectos

La medicina tradicional describe perfectamente los dos efectos más importantes del cannabis sobre la salud: su valor analgésico y su utilidad como antiinflamatorio. En principio, el primero, provocado principalmente por el THC, se da en mayores proporciones, aunque esto depende del tipo de marihuana que se consuma. Las hierbas más ricas en CBN suelen tener un mar efecto antiinflamatorio (y por eso broncodilatador).

El efecto analgésico se explica, según recientes investigaciones, el THC actúa en las mismas regiones del cerebro en la que se detecta actividad al consumir cualquier opiáceo, claro que sin las graves contraindicaciones de éstos últimos, tales como la adicción que genera. El efecto antiinflamatorio se produce porque el cannabis, como buen vasodilatador, favorece la circulación sanguínea y relaja los músculos. Además de estos dos efectos señalados, hay otros más difíciles de medir pero que también contribuyen al bienestar del paciente (bienestar general, predisposición para el descanso, etc.).

Normalmente el cannabis y el THC son bien tolerados, no se conoce ninguna muerte atribuida a su consumo. La dosis letal media en ratas es de 800 a 1.900 mg. (dependiendo de la raza) por kilo de peso por vía oral y no se han registrado casos de muerte en estudios hecho sobre monos tras administrar dosis de hasta 9.000 mg. por kg. por vía oral.

Todos los posibles efectos secundarios son dosis dependiente. Cuando se usa de forma terapéutica, debe comenzarse con dosis bajas e ir incrementándolas lentamente hasta determinarse la dosis individual sin que aparezcan estos efectos indeseados.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios físicos más frecuentes son: sedación, euforia (“globo”), disforia, miedo a morir, sentimiento de pérdida de control, afectación de la memoria, alteración de la percepción del tiempo, depresión y alucinaciones. En el caso de que estos síntomas sean intensos, debe apartarse al paciente a un lugar donde se encuentre cómodo y tranquilizarlo hasta que pasen los efectos. Las funciones cognitivas y sicomotrices se ven atenuadas y se puede llegar a observar una discreta disminución de la capacidad psicomotriz hasta pasadas 24 horas de la administración de THC.

Otros efectos secundarios frecuentes descritos son sequedad de boca, alteración en los movimientos, relajación muscular, verborrea, taquicardia y en posición vertical hipotensión ortostática y ocasionalmente lipotimia (en este caso el paciente debe ser acostado), ya que en posición horizontal se detecta un leve aumento de la presión arterial. Otros efectos secundarios más raros son las nauseas y los dolores de cabeza. Todos los efectos secundarios detectados son dosis dependiente y generalmente desaparecen en horas (ocasionalmente hasta 1-3 días) sin tratamiento específico.

Efectos secundarios en una terapía a largo plazo

Se ha descrito desarrollo de tolerancia para muchos de sus efectos, entre ellos los psíquicos, los problemas psicomotrices, el efecto sobre el corazón y la circulación, sobre el sistema hormonal, la presión intraocular y el efecto anti-emético. Tolerancia significa que los efectos decrecen con el tiempo durante el uso del cannabis y puede aparecer tras consumo repetido en el transcurso de varias semanas, a distintas dosis y según para los distintos efectos.

El cannabis posee potencial de adicción, la dependencia no debería ser un problema relevante en el caso de ser usado como medicamento pero no debería de darse síndrome de abstinencia. No se ha descrito dicho síndrome en pacientes que han sido tratados con THC durante mucho tiempo pero sí en su uso recreativo, consistente en síntomas psíquicos (ansiedad, irritabilidad, insomnio) y físicos ( salivación, diarrea). Puede agravar el curso de una psicosis y en personas predispuestas puede acelerar o desencadenar la instauración de un cuadro psicótico. Los cannabinoides pueden ejercer complejos efectos sobre las hormonas sexuales masculinas y femeninas, que no tienen relevancia a las bajas dosis empleadas como medicamento. Se han descrito ocasionales ciclos anovulatorios y deterioro de la producción de espermatozoides. En estudio en animales con altas dosis de THC ha producido una importante supresión de distintos mecanismos del sistema inmune, mientras que a bajas dosis puede producir tanto un efecto inmunosupresor como inmunoestimulador. El cannabis no acelera el curso del VIH/SIDA, aunque la administración crónica de THC puede ser perjudicial en otras situaciones de inmunodepresión individual.

Modos de Consumo

El cannabis que se debería utilizar para casos de uso terapéutico no debería ser hachís comprado en la calle, sino hierba -a ser posible cultivada por el enfermo o por alguien de su confianza- dado que es el material del que podemos estar completamente seguros de que no está adulterado con sustancias perjudiciales. Teniendo en cuenta que el hachís (en realidad un concentrado de THC) es muy útil en los casos en los que se use por su efecto analgésico, también valdría su uso, pero siempre que sea material de calidad. En estos casos en los que se buscan sus propiedades analgésicas, la dosis que se ha de consumir tiene que ser la de la mínima para ser efectiva (como debería ser en el caso de todos los analgésicos, aunque a algunas empresas farmacéuticas no les parezca bien).

Vía pulmonar

En principio es el método por el que se mejor se asimilan los principios activos del cannabis. El punto negativo es que introducir en los pulmones humo procedente de una combustión no es bueno, por lo que puede favorecer la aparición de diversas enfermedades. Por ello esta vía es desaconsejable para quienes sufran problemas respiratorios como el asma o enfermedades como la bronquitis. Además, si el paciente no es fumador, puede resultar perjudicial que comience ahora. Para estos casos, además de poder consumir cannabis por la vía oral, existe la opción de los vaporizadores, que permiten absorber por vía pulmonar los cannabinoides sin necesidad de que haya combustión y por lo tanto, sin humo.

Vía oral 

Aunque se absorban menos principios activos, se asimila de golpe toda la dosis, lo cual resulta efectivo. Obviamente, este modo de consumo evita los riesgos de la ingestión de humo, por lo que en principio resulta menos agresivo para el organismo. Adjuntamos algunas recetas de básicas que permiten el consumo sin riesgos y pudiendo calcular bien la dosis. Ojo, los cannabinoides no se disuelven en el agua, así que las infusiones de maría no son lo más efectivo. Es mejor disolver los principios activos en alcohol o aceite.

Aceite de cannabis: tomar algunas hojas secas de cannabis, reducirlas a pequeños pedazos y añadir aceite (por ejemplo, aceite de oliva), de tal manera que la planta quede completamente cubierta por el aceite. Se debe mantener en un sitio frío y oscuro durante tres semanas. Y agitarlo un poco cada día. Filtrarlo utilizando un colador. Puede utilizarse parauso externo o interno

Tintura de cannabis: La tintura de cannabis puede ser utilizada directamente o disuelta en bebidas o comidas, o vaporizada. Para vaporizar la tintura se pueden emplear un vaporizador comercial o el sistema de papel de plata viejo. Con una cuchara de té y con papel de plata, poner unas gotas en ella, calentar con cuidado con una vela hasta que el alcohol se evapore. Se inhala utilizando un tubo pequeño (por ejemplo, el tubo de un bolígrafo).

Receta I: Se toman de 3 a 5 partes de alcohol (por ejemplo, brandy o alcohol etílico de la farmacia, al 40-70%) y una parte de hojas o flores de cannabis (por ejemplo, 25 gramos de marihuana y 100 mililitros de alcohol). Manténganse en un sitio oscuro y frío durante 10 días. Remuévase de cuando en cuando. Colarlo utilizando un colador. Mantener la tintura obtenida en un sitio frío y oscuro (por ejemplo, en la nevera), así su eficacia podrá mantenerse durante semanas o meses.

Tintura de cannabis (II), que concentra los componentes activos de la planta. Se necesitan marihuana (de cualquier calidad, buena o mala, hojas o flores), alcohol etílico al 96-99% (por ejemplo, de la farmacia), un tarro que pueda ser cerrado (por ejemplo, un tarro de mermelada), un filtro de café o un pedazo de tela (por ejemplo, un pedazo de camiseta), un plato hondo o una sartén y una botella con un cuentagotas. Reducir el cannabis a pedazos pequeños y ponerlo en el tarro. Cubrirlo con suficiente alcohol. Mantener en un lugar oscuro y frío durante una semana. Remover cada día. Colarlo empleando el filtro de café o la tela. Exprimirlo hasta sacar la última gota de alcohol. Se puede repetir este proceso varias veces, al menos una, mejor dos; entonces se puede poner de nuevo el cannabis en el tarro y cubrirlo con alcohol. Finalmente, se debe poner el alcohol (tendrá un color verde) en un plato hondo. Mantener en un sitio templado y ventilado, así el alcohol se evaporará y aumentará la concentración de los cannabinoides de la tintura. Esto puede llevar diez días. Cuando se haya evaporado suficiente alcohol, se debe poner el extracto en una botella con el cuentagotas.

Para conseguir aceite de cannabis se debe evaporar todo el alcohol de la tintura hasta que el extracto tome la apariencia de una pasta oscura (similar al alquitrán). Se puede colocar el tarro en un sitio cálido para acelerar el proceso de evaporación. No se debe colocar al sol, porque se puede destruir rápidamente el THC. No debe ser calentado, por el riesgo de explosión del alcohol.

Aplicaciones Concretas por Dolencias

Anorexia: El cannabis estimula el apetito (sensación que todos los consumidores han experimentado muchas veces), además de proporcionar bienestar general. Ayuda a que los enfermos vuelvan a comer.

Artritis: Es la inflamación y gradual degeneración del cartílago y los huesos de las articulaciones. El tratamiento convencional se basa en opiáceos para calmar el dolor y productos antiinflamatorios para mejorar el movimiento de las articulaciones. El cannabis ayuda a disminuir o eliminar el dolor y a ganar movilidad.

Ansiedad (y trastornos del sueño): El cannabis ayuda a reducir la tensión en los estados de ansiedad y favorece la relajación de todo el organismo. De todos modos, el cáñamo incrementa el ritmo cardíaco, por lo que los pacientes que sufran de taquicardias u otros problemas cardiovasculares deben tomarlo con mucha precaución y siempre tras consultar con un médico.

Asma: El asma provoca la inflamación de los bronquios y la obstrucción de las vías respiratorias por las mucosidades que éstos provocan. Los enfermos utilizan inhaladores con broncodilatadores, cuyos efectos secundarios incluyen inquietud, insomnio, temblor muscular, nauseas y vómitos. En los casos más graves se incluye cortisona en el tratamiento, con efectos como depresión, insomnio, aumento de peso corporal… El cannabis es un broncodilatador natural que ayuda a que los pulmones respiren. Los enfermos de asma no suelen tolerar bien el humo, por lo que se desaconseja que ingieran cannabis por vía pulmonar. La vía oral no entraña esos riesgos, pero resulta muy lenta de ante un ataque repentino. Los vaporizadores podrían ser una buena solución (o en su defecto inhalar humo, sin fumar, en los momentos de crisis). Los enfermos de asma verán mejorada significativamente su calidad de vida el día que se disponga en el mercado de vaporizadores de THC.

Alzheimer: Una investigación, llevada a cabo con un derivado sintético, el dronabinol, con sujetos enfermos de Alzheimer que rehusaban comer reveló datos sorprendentes. El peso corporal de los sujetos que participaron en el estudio se incrementó y disminuyó la severidad de los trastornos de conducta. Los efectos secundarios incluyeron euforia, somnolencia y cansancio. Está por estudiar el papel del cannabis como neurogenerador en el caso de enfermedades que provocan la degeneración de las neuronas, como el Alzheimer. Uno de los componentes del cannabis podría tener la posibilidad de regenerar las neuronas (únicas células del organismo que no se regeneran por sí solas). En la actualidad, no se conoce ninguna sustancia que cumpla tal función en los seres humanos.

Cáncer: Una de las aplicaciones más conocidas por la opinión pública. El cannabis actúa sobre parte de los efectos secundarios que sufren los pacientes que están en tratamiento con quimioterapia. Es frecuente que ésta provoque nauseas, vómitos o disminución del apetito, trastornos sobre los que el cannabis suele tener gran efectividad. Consumido antes de las sesiones de quimioterapia evitan las nauseas que se sufren inmediatamente después. En mayo de 2001 el Parlament de Catalunya abrió la posibilidad de que los enfermos de cáncer alivien sus males con un derivado sintético del THC, el Marinol, que además de ser un medicamento caro, no es tan efectivo como el cannabis natural, según reconocen los propios pacientes. Un campo casi sin explorar, paralelo al del alivio de los efectos de la quimioterapia, son los efectos antitumorales del cáñamo. En el año 2000 el madrileño Manuel Guzmán logró curar en ratas dos tipos de tumores cerebrales incurables en humanos inyectado concentrados de THC (entre otras sustancias), con la ventaja de que la sustancia destruye las células infectadas por el cáncer pero deja intactas las que están sanas. Otros experimentos con animales han sugerido que algunos cannabinoides tienen propiedades reductoras sobre otro tipo de tumores.

Depresión: Aunque hay una gran variedad de síntomas, estos trastornos psíquicos llevan a los pacientes a perder interés ante todo lo que le rodea o caer en una ansiedad que dificulta la vida normal, la concentración o la toma de decisiones. Los síntomas principales son pérdida de apetito e insomnio, dolor de espalda y de cabeza, indisposición estomacal, estreñimiento y fatiga crónica. Los tratamientos normales son los fármacos antidepresivos, que entre otros efectos secundarios, pueden producir aumento de peso, estreñimiento, dificultad urinaria, etc. Otro que se emplea mucho es el carbonato de litio, que ha sido descrito como “una camisa de fuerza emocional” y que la mayoría de los pacientes termina abandonando. Ya en 1845 el francés Jaques-Joseph Moreau de Tours proponía el uso del cánnabis para esta y otras enfermedades mentales crónicas. El cannabis calma la ansiedad y ayuda a que los enfermos piensen con claridad, se concentren y puedan disfrutar de la vida.

Dermatitis atópica (Prurito): Esta enfermedad de origen probablemente alérgico provoca una gran picazón (prurito) e inflama varias zonas de la piel (cara cuello, piernas, etc.). Rascarse puede provocar infecciones que deben ser combatidas con antibióticos. Las medicina emplea corticoides y pomadas. Los esteroides vienen bien, pero dado sus peligrosos efectos si se usa a largo plazo, se reserva para las crisis más agudas. El cannabis disminuye la picazón y el dolor disminuye. Su uso continuado ayuda a regenerar y a proteger la piel. El enfermo debería combinar entre su uso fumado o ingerido con el de algún ungüento que calme de manera local determinados momentos dolorosos.

Dolor crónico: Esta dolencia suele ser tratada con opiáceos y diversos analgésicos sintéticos. Los opiáceos crean adicción y desarrollan tolerancia. Los analgésicos no adictivos a menudo no son lo suficientemente potentes. Desde 1975 se lleva estudiando los efectos beneficiosos del cannabis para esta dolencia. Así el THC calma el dolor mientras se consuma en dosis no inferiores a los 5-10 miligramos en la misma proporción que los opiáceos, con la ventaja de que sus efectos secundarios no son ni la mitad de graves. También vale en el caso de dolores sufridos a causa de traumatismos o de otros tratamientos, intervenciones quirúrgicas, etc.

Dolores de espalda: El consumo de cannabis, así como las friegas con alcohol de cáñamo en las zonas más dolorosas alivia eficazmente los dolores de espalda (lumbares, cervicales, etc.), ya sean agudos o crónicos.

Esclerosis múltiple: Se produce cuando el sistema inmunitario del organismo se vuelve contra la protección natural del sistema nervioso central. Como resultado, se rompen ciertas vías de comunicación nerviosas con el cerebro. La persona que lo sufre se ve debilitada en su conjunto y sufre dolores musculares, problemas graves de movimiento, equilibrio y coordinación e incluso puede llegar a la parálisis completa. No hay cura, sólo se tratan los síntomas a base de medicamentos con cortisona, con efectos secundarios muy graves (ver artritis). El cannabis ayuda a controlar los espasmos y temblores musculares, así como la coordinación. Consumido regularmente a largo plazo, parece detener el progreso de la enfermedad. No hay ningún sintético permitido para el tratamiento de la esclerosis en España (el Marinol sólo se permite para el cáncer y en Catalunya). Además, la efectividad de este compuesto, como reconocen los pacientes, es mucho menor que la del cannabis natural.

Epilepsia: La epilepsia es una afección crónica del cerebro que se produce cuando las neuronas lanzan impulsos eléctricos de manera incontrolada. Los ataques (aunque hay diferentes grados) producen convulsiones corporales, pérdida de coordinación y de conciencia. Suele tratarse con medicamentos anticonvulsivos, en muchos casos poco efectivos y siempre agresivos para el organismo (dolor crónico de cabeza, pérdida de pelo, impotencia… hasta psicosis). Gracias al cannabis, los propios enfermos pueden controlar y evitar sus ataques. Sin embargo, su uso no está recomendado para quienes sufran epilepsia sin convulsiones (caracterizada por la palidez de la piel). Hay casos de enfermos que combinan el cannabis con otras drogas anticolvusivas legalizadas y también quienes prefieren consumir solo cannabis. Esta es una de las enfermedades en las que la situación de ilegalidad de la planta ha perjudicado la investigación médica. No hay indicaciones: cada enfermo debe encontrar la dosis y la forma de aplicación más efectiva en su caso.

Glaucoma Ocular: Es una presión en el globo ocular causada por una obturación en los conductos por los que sale el humor acuoso, el fluido que usa el cuerpo para lubricar y mantener los ojos en buen estado. Al quedar éste retenido, presiona dentro del globo, con unos resultados que van desde el daño en el ojo a largo plazo hasta la ceguera (el 15% de los casos de ceguera son provocados por un glaucoma). Para desbloquear el ojo, la medicina recurre a los productos químicos (con perniciosos efectos secundarios que pueden dañar el hígado o los pulmones) o a las intervenciones quirúrgicas. El cannabis no desbloquea el ojo, sino que actúa de forma distinta. Constriñe los nervios para que el ojo segregue menos líquido y el líquido acumulado se redistribuye y absorbe. Además, dilata las mucosas que permiten el drenaje natural del ojo, favoreciendo así la circulación del humor aquoso.

Infecciones de la piel y quemaduras: La administración, por vía tópica, mediante lociones y pomadas de cannabis, de infecciones como las que se sufren en los oídos, eliminó dichos males. Además, se ha demostrado, que la aplicación tópica sobre quemaduras de segundo grado alivia el dolor e impidió las infecciones. Este campo de investigación es muy importante, en una época en la que muchas bacterias se han hecho inmunes a los antibióticos.

Insomnio: El cannabis se usa desde siempre como droga hipnótica (inductora del sueño). Más que el THC, es otra sustancia, el canabidiol, la responsable de este efecto. Como todos los consumidores por motivos lúdicos saben, el cáñamo facilita un sueño profundo y reponedor. Los hipnóticos que ofrece la industria farmacéutica desarrollan tolerancia, con ellos cabe la posibilidad de una sobredosis mortal, provocan efectos secundarios y algunos son incluso adictivos.

Menstruación y dolores del parto: El cannabis se conoce desde antiguo por sus propiedades para los dolores musculares que provoca la menstruación. La reina Victoria de Inglaterra, allá por el siglo XIX, consumía cáñamo para combatir los dolores de sus reglas, siendo una de las usuarias más famosas que se conocen en la Historia. Además ayuda con las nauseas que se sienten durante el embarazo (que en algunos casos extremos pueden llegar a ser un problema muy serio) y con los dolores del parto, dado su carácter analgésico y relajante.

Migraña: Alteración nerviosa repentina que provoca fuertes dolores de cabeza y alteraciones en el sentido de la vista que pueden provocar alucinaciones. Tradicionalmente, se utilizaban opiáceos para el tratamiento de estas dolencias, con el problema de la incapacidad para hacer una vida normal, algo que sí se tiene con dosis medicinales de marihuana. El cannabis funciona aliviando la enfermedad al estimular la producción de serotonina, que detiene el proceso nervioso que desencadena la migraña. Los pacientes suelen fumarla para dejar de consumir en cuanto notan que el dolor desaparece. Algunos autores sostienen que para combatir la migraña las hojas funcionan mejor que las flores o los cogollos. Los medicamentos químicos más modernos siguen las líneas de actuación del cáñamo y se centran en estimular la producción de serotonina.

Paraplejia y tetraplejia: Cuando se produce una lesión en la columna vertebral, el movimiento de las extremidades se ve afectado. Si la parálisis afecta a las piernas se llama paraplegía, si la lesión afecta a los brazos y el cuello es una tetraplegía. Estas afecciones no anulan el movimiento de las extremidades por completo, sino sólo su acción voluntaria. Los músculos se activan sin permiso de su dueño en la forma de espasmos dolorosos. El cannabis desentumece los músculos y alivia el dolor de los espasmos. Los medicamentos que se administran para el tratamiento suelen tener fuertes efectos secundarios e incluso producir infecciones.

Síndromes de abstinencia: El uso del cannabis para combatir dependencias se conoce desde hace siglos. En la actualidad se ha demostrado su utilidad para aliviar los efectos del síndrome de abstinencia a los adictos a drogas como el alcohol, los opiáceos o las benzodiapecinas.

Reumatismo: Tipo de artritis producida por un mal funcionamiento del sistema inmunitario, que ataca al tejido conjuntivo del organismo. Funciona el mismo tratamiento que con la artritis y con el cáñamo los enfermos ganan movilidad y disminuyen o eliminan el dolor.

SIDA: La combinación de fármacos que se administra a los enfermos de SIDA resulta una terapia tremendamente agresiva para el organismo. Además de vómitos, algunos compuestos del tratamiento, como el AZT, pueden provocar problemas en el aparato digestivo y atacar los riñones del paciente. El cannabis ayuda a sobrellevar la terapia, estimulando el apetito, reduciendo los vómitos y aliviando los espasmos musculares, el dolor o la fatiga crónicos. Los pacientes que sufran de SIDA, teniendo en cuenta el debilitamiento que sufren en sus defensas, podrían optar por no fumar la yerba, dado el riesgo de sufrir enfermedades o infecciones en el aparato respiratorio.

Trastornos psicológicos: Aunque el cáñamo pueda ser recomendable para determinadas enfermedades (como la depresión), en principio es desaconsejable para otras como la esquizofrenia o la psicosis. En cualquier caso, quienes sufran trastornos psicológicos, deberían consultar con un psicólogo antes de consumir cannabis.

ALGUNOS MITOS FALSOS ACERCA DE LA MARIHUANA

La marihuana causa daños en el cerebro

En los años 70, un tal Robert Heath publicó un estudio en el que afirmaba que la marihuana daña seriamente el cerebro. La National Academy of Sciences de EEUUrevisó el trabajo y corrigió los resultados criticando a Heath por basar sus torías en un experimento hecho un escaseo muestreo (cuatro monos). En 1977 dos estudios de la American Medical Asociation mostraron que no existía ninguna pryeba de daños cerebrales en consumidores de grandes dosis de marihuana durante muchos años.

La marihuana daña el sistema reproductivo

Esta afirmación se basa en el trabajo del doctor Gabriel Nahas, que experimentó con tejidos celulares aislados en recipientes cerrados y con animales a los que inyectó cantidades casi mortales de cannabinoides (principios activos de la marihuana). Las generalizaciones de Nahas sobre los seres humanos sacadas de sus estudios en los recipientes aislados han sido rechazadas por la comunidad científica, ya que estos paralelismos no son válidos. Respecto a esos experimentos con animales, se sabe que los que sobrevivieron volvieron a la normalidad en 50 días.

La marihuana es la puerta a drogas más duras

Éste es uno de los mitos más persistentes. Un ejemplo en el mundo real de lo que sucede cuando la marihuana es fácilmente accesible, es el de Holanda. En los años 70 allí se despenalizó el consumo y se abrieron locales que expendían normalmente a los consumidores (los coffee-shops). Desde entonces, el uso de drogas duras ha caído considerablemente, gracias a la separación de mercados y a la información. Incluso ha bajado el consumo de marihuana (con lo que cae otro mito: el de que la normalización dispararía las tasas de consumo).

La marihuana suprime el sistema inmunológico

Al igual que los estudios que afirman que afecta al sistema reproductivo, este mito se basa en experimentos donde se administraba a los animales dosis extremadamente altas de cannabinoides. Curiosamente, dos trabajos -uno de 1978 y el otro de 1988- han mostrado que el cannabis podría incluso estimular el sistema inmunológico de algunas personas.

La marihuana es mucho más peligrosa que el tabaco

La marihuana fumada contiene más tóxicos supuestamente cancerígenos que el tabaco. El cannabis, sin embargo, al dilatar los canales pulmonares facilita el proceso de autolimpieza (no en vano su uso se recomienda para los asmáticos). Además, un consumidor habitual de tabaco fuma mucha más cantidad (de tabaco) que un consumidor habitual de cannabis. En cualquier caso, el cannabis puede ser consumido por vía oral, lo que elimina los problemas que se derivan de la introducción de humo en los pulmones (y no como los derivados no fumables del tabaco, como el tabaco de mascar que puede producir procesos cancerígenos en boca y garganta).

La marihuana, legalizada, sería fatal en las carreteras

La marihuana disminuye los reflejos y por añadidura la capacidad de reacción ante un imprevisto en la carretera. Sin embargo, se ha demostrado con estudios del Ministerio del Interior del Reino Unido, que los consumidores de cannabis bajo los efectos de la planta tienden también a ir más despacio, por lo que desaparecen las conductas temerarias al volante. De todas maneras, es difícil que la marihuana legal cause tantos accidentes de tráfico como los que provoca el alcohol legal.

La marihuana acaba con la imaginación y la creatividad

Una clásica mentira reiterada una y otra vez desde las fundaciones anti-droga. En realidad el cannabis incrementa levemente la actividad de las Ondas Alpha en el cerebro. Estas pndas están asociadas con los estados de meditación y relajación, asociados a su vez con la creatividad humana.

La marihuana afecta a la memoria a corto plazo

Cierto pero engañoso. La intoxicación del cannabis perjudica la capacidad de concentración (memoria a corto plazo) pero este efecto desaparece al terminar la intoxicación. Otras drogas legales, como el alcohol, además de afectar a la memoria a corto plazo afectan al mismo control motor del cuerpo (por eso se va haciendo eses).

La marihuana se almacena en el cuerpo igual que el DDT

Cierto pero engañoso. Además del cannabis o el DDT, hay otras muchas sustancias como la vitamina A que también disuelven en la grasa del cuerpo, no en el agua. La forma en la que una sustancia se almacena en el cuerpo no tiene porqué guardar ninguna relación con los efectos de la misma. En el caso del cannabis sirve para que no se produzca ningún síndrome de abstinencia al cesar la intoxicación.

Hay más de mil sustancias en el humo de la marihuana

Nuevamente cierto pero engañoso. Como ejemplo, recordemos que la revista Science, en Agosto de 1990) señalaba en un reportaje que en el café tostado existen mñas de 800 sustancias químicas volátiles. De estas sólo se han probado 21 en animales y 16 han resultado ser cancerígenas. Esto no implica que el café no sea legal y no deje de considerado como un producto relativamente seguro.

Nadie ha muerto jamás por sobredosis de marihuana

CIERTO (era para ver si prestáis atención). La sobredosis letal de cannabis es de 40.000 veces la cantidad que se necesita para colocarse (1 a 40.000). En el alcohol esta relación varía de 1 a 4 y de 1 a 10. Es fácil comprender porque el alcohol causa la muerte en España a 20.000 personas al año, mientras que nadie ha muerto nunca por sobredosis de cannabis.



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