El intestino es naturalmente permeable, dejando pasar moléculas muy pequeñas para que el cuerpo pueda absorber nutrientes importantes. De hecho, la regulación de la permeabilidad intestinal es una de las funciones básicas de las células que se encuentran en la pared intestinal. El Síndrome del Intestino Permeable ocurre cuando las paredes intestinales se inflaman tanto, que las aperturas entre las células epiteliales en la barrera intestinal, llamadas “uniones estrechas” (tight junctions) permiten el paso al torrente sanguíneo de toxinas, microbios y partículas de comida sin digerir entre otros, haciendo posible que todo ello pueda circular por nuestros cuerpos. Nuestro sistema inmunológico identifica a estos “invasores” como patógenos y los ataca. La respuesta inmune a estos invasores puede aparecer bajo muchas formas, que explicaré más adelante. Todavía no está del todo claro el papel exacto del Síndrome del Intestino Permeable en la mayoría de dolencias, pero está claro que forma parte de un círculo vicioso que empeora con el tiempo. Por ejemplo, las reacciones alérgicas a los alimentos causan un aumento transitorio de la permeabilidad intestinal. Si esto ocurre con frecuencia, puede incrementar el número o gravedad de alergias alimentarias.
Causas del exceso de permeabilidad
Las causas de la hiperpermeabilidad intestinal pueden ser muchas y variadas, las más frecuentes son:
- Infecciones intestinales
- Disbiosis intestinal
- Uso continuado de algunos medicamentos
- Abuso de alimentos y sustancias irritativas del intestino
- Dieta pro-inflamatoria
- Quimioterapia y radioterapia
- Enfermedad de Chron
- Intolerancias alimenticias (IgG)
- Alergias alimentarias (IgE)
Una vez diagnosticado correctamente el síndrome de intestino permeable (SII), habrá que eliminar las causas siempre que esto sea posible y realizar una serie de cambios dietéticos. 1) Eliminar las causas Con algunas de las causas que hemos visto, como la enfermedad de Chron o la quimioterapia, no podemos hacer gran cosa, pero si que podemos modificar estas:
- Evitar los alimentos irritantes: el azúcar, los alimentos procesados (ricos en aditivos artificiales), cereales con gluten (trigo, el centeno, la avena y la cebada), comidas picantes, alcohol, té y café, comidas fritas y carne roja.
- Evitar los alergenos alimentarios: los más frecuentes son el gluten, la soja y los lácteos pero lo ideal si se sospecha de alguna alergia o intolerancia alimentaria es realizar un test de laboratorio.
- Evitar los fármacos antiinflamatorios como los AINES o el paracetamol que desgastan la muscosa intestinal.
- Tratar posibles infecciones: las infecciones crónicas suelen ser por parásitos o por hongos (cándida albicans).
Dieta adecuada
La dieta para el SII va a consistir en aquellos alimentos suaves y de fácil digestión que no irriten la mucosa intestinal: EVITAR
- Alimentos alergénicos: los que suelen dar más problemas son los cereales con gluten (trigo, centeno, cebada, avena, kamut, espelta), los lácteos, la soja y el cerdo.
- Alimentos que promueven la inflamación:
- Azúcar blanco
- Harinas refinadas: pan blanco, pasta blanca, galletas, bollería, etc
- Alimentos procesados y precocinados
- Frituras
- Alimentos ricos en grasa: embutidos, carnes rojas, salsas, quesos curados, nata, mantequilla.
- Excitantes como el café, el chocolate, los refrescos de cola y el té.
- Bebidas alcohólicas.
- Alimentos y especias picantes: pimienta, cayena, chiles, curry, vinagre, mostaza, wasabi, etc
- Edulcorantes manitol y sorbitol
PROMOVER
- Beber 2 litros de agua al dia
- Es preferible que la proteína animal sea a base de pescado y carne blanca. El pescado azul además, contiene omega 3, con efecto antiinflamatorio.
- Tomar infusiones de plantas antiespasmódicas: anís, menta, jenjibre, melisa, manzanilla, regaliz, hinojo, etc
- Llevar una dieta rica en prebióticos y probióticos para mantener la flora en buen estado.
- Aumentar el consumo de verduras con alto contenido de fibra blanda, como las zanahorias, remolacha, brócoli y nabo son útiles, así como los albaricoques, plátanos, papaya, peras, cerezas y mangos.
- Aumentar el consumo de vegetales ricos en azufre, que reduce la inflamación y ayuda a regenerar las células de la membrana: cebolla, ajo, puerros, col, coliflor, coles de Bruselas, brócoli, higos, huevos, legumbres.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (componentes de las membranas celulares) y vitamina E: frutos secos y semillas de girasol, calabaza, sésamo y lino.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en betacaroteno (precursor de la vitamina A**) pues también ayuda al mantenimiento de las mucosas: melón cantalupo, naranjas, albaricoques, zanahorias, calabaza, patatas, yuca, calabacín, brócoli, espinacas y otras hortalizas de color verde oscuro.
** La vitamina A proviene de fuentes animales como los huevos, la carne, la leche, el queso, la crema de leche, el hígado, el riñón o el aceite de hígado de bacalao. Sin embargo estas fuentes tienen un alto contenido de grasa saturada y colesterol y dijimos que no convienen alimentos grasos, por ello es preferible consumir betacarotenos.
Suplementación
Los suplementos dietéticos tendrán la función de ayudar regenerar la membrana, reducir la inflamación y mejorar la función intestinal.
- L-Glutamina: La glutamina es un aminoácido fundamental en el tejido conectivo del tracto intestinal. Es capaz de normalizar la permeabilidad intestinal excesiva y tiene actividad antiinflamatoria de la mucosa intestinal.
- L-Glutatión: Acción similar a la L-glutamina (que es su precursor) además de actuar como antioxidante.
- Antioxidantes (mejor obtenerlos de la dieta): vilaminas A,C, E, selenio y quercitina (es un bioflavonoide)
- Acidophilus, bifidobacterias y L. casei: Microorganismos que pueden ayudar en la salud general de la zona intestinal y aumentar la producción de nutrientes necesarios para la la mucosa.
- Cápsulas de aceite esencial de menta con cubierta entérica para inhibir el sobrecrecimiento de levaduras
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